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Sobre los orígenes del Estado

Sobre los orígenes del Estado No son nada desdeñables las aportaciones de los británicos Thomas Hobbes y Adam Smith a la construcción del estado moderno y la democracia liberal. Sus agudas observaciones sobre la naturaleza humana.

J.M. Coetzee Diario de un mal año (2007) Sobre los orígenes del estado Resumen: << No esta en nuestro poder cambiar la forma de estado y es imposible abolirlo. En el mito de la fundación del estado expuesto por Thomas Hobbes, nuestra caída en la impotencia era voluntaria: a fin de escapar a la violencia de la interminable guerra intestina ( una represalia tras otra, una venganza tras otra, la vendetta), individualmente y por separado cedíamos al estado el derecho a emplear la fuerza física ( el derecho es poder, el poder es derecho), introduciendo así el dominio (la protección) de la ley. Quienes eligen permanecer al margen del pacto quedan fuera de la ley. La ley protege al ciudadano que la respeta. Incluso protege hasta cierto grado al ciudadano que, sin negar la fuerza de la ley, emplea de todos modos la fuerza contra sus ciudadanos: el castigo prescrito para el ofensor debe ser acorde con su ofensa. Una digresión mía - El reconocimiento de la ofensa se premia y se castiga severamente la rebeldía-. Incluso el soldado enemigo, en la medida en que es el representante de un estado rival, no debería ser ejecutado si se le captura. Pero no hay ninguna ley que proteja al fuera de la ley, el hombre que se alza en armas contra su propio estado, es decir, el estado que lo reclama como propio. Hobbes dice que fuera del estado (la cosa pública, el statum civitatis ), el individuo puede experimentar los goces de la perfecta libertad, pero que la libertad no le hace ningún bien. Con el estado, en cambio, " cada ciudadano conserva tanta libertad como necesita para vivir en paz, mientras se priva a otros de la libertad suficiente para eliminar el temor que inspiran... En resumen: fuera de la cosa pública están el imperio de las pasiones, la guerra, el temor, la pobreza, la maldad, la soledad, la barbarie, la ignorancia, el salvajismo; dentro de la cosa pública están el imperio de la razón, la paz, la seguridad, la riqueza, el esplendor, la sociedad, el buen gusto, las ciencias y la buena voluntad. Lo que el mito hobbesiano de los orígenes nos menciona es que la entrega del poder al estado es irreversible. No tenemos la opción de cambiar de idea, de decidir que el monopolio del ejercicio de la fuerza, codificado por la ley, que detenta el estado, no es al fin y al cabo lo que queremos, que preferíamos volver a un estado natural. Nacemos súbditos. Desde el momento en que nacemos somos súbditos. Un distintivo de esa condición es el certificado de nacimiento, con lo que adquieres una identidad. No estás muerto hasta que se certifique tu muerte por un funcionario. Los siete samuráis trata en concreto del nacimiento del estado, y lo hace con una claridad y una globalidad digna de Shakespeare. De hecho, lo que "Los siete samuráis ofrece es nada menos que la teoría Kurosawa del origen del estado. En los tiempos de los reyes, se le decía al súbdito: Eras súbdito del rey A, ahora el rey A ha muerto y he aquí que eres súbdito del rey B. Llegó la democracia y, por primera vez, se le dio al súbdito una alternativa: ¿Quiere (colectivamente) que te gobierne el ciudadano A o el ciudadano B? El ciudadano que expresa su insatisfacción con la forma de la alternativa ofrecida por los únicos medios de que dispone, Absteniéndose o bien invalidando su papeleta de votación, sencillamente no cuenta, es decir, no se le tiene en cuenta, se le ignora >>. Thomas Hobbes ,Tratado sobre el ciudadano.



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