Filosofía y poesía María Zambrano, filósofa y ensayista, hija de maestros, nació en Vélez-Málaga en 1904. Discípula de Ortega y Gasset. Sus expectativas académicas se verán truncadas por la Guerra Civil y el exilio. El Origen de la tragedia” • Lo Apolíneo simboliza la armonía, el equilibrio, las formas estético-artísticas, los principios reguladores del pensamiento, en definitiva lo formal que nos hace comprensible el caos que caracteriza a la vida. • Lo Dionisiaco simboliza el principio o instinto humano que nos lleva a sumergirnos en el caos. Es el uno, lo originario donde todavía no existen individuos, ni formas, ni pensamiento, es lo indeterminado. Estos conceptos suponen una superación del pensamiento de Schopenhauer. El uno primordial, Lo Dionisiaco, se correspondería con la Voluntad de Schopenhauer. Lo Apolíneo se correspondería con las formas subjetivas de la intuición espacio-temporal (Kant), a las que Schopenhauer denomina Representación.
Clara Janés
María Zambrano
Desde la sombra llameante
Filosofía y poesía, Ensayo de María Zambrano
Para los filósofos griegos, y concretamente Platón la poesía representa la mentira, porque << lo que no es razón es mitología, es decir engaño adormecedor, falacia: sombra de la sombra en la pétrea pared de la caverna >>. Es decir seducida por las apariencias(el mundo)- como el mismo satán.
La poesía se entrega a la heterogeneidad, pero sucede también, observa zambrano, que es compañera de una vanidad asequible: la música.
Y la filósofa empieza a debatirse con la postura platónica y a buscar una respuesta. De hecho, el poeta-dice-también << ama la verdad, más no la verdad excluyente, no la verdad imperativa, electora, seleccionadora de aquello que va a erigirse en dueño de todo lo demás >>.
Por ello, con el poeta, el instrumento del filósofo-que caracteriza al hombre-, el logos- <<palabra y razón >>- se escinde, porque la poesía << es palabra, sí, pero irracional >>,sombra de la sombra, después de todo, pero, a la vez iluminadora.
¿Cómo llega a tomar cuerpo, pues, esa palabra que siendo - o procediendo de ella-ilumina? Para averiguarlo hay que delimitar primero cuál es esa sombra, esa oscuridad que la contiene. Y Zambrano no tarda en hallar la zona a la que pertenece. La poesía- dice- << es, en realidad, la palabra puesta al servicio de la embriaguez. Y en la embriaguez el hombre es ya otra cosa que hombre; Alguien viene a habitar su cuerpo; Alguien posee su mente y mueve su lengua; alguien la tiraniza.
En la embriaguez el hombre duerme, ha cesado perezosamente en su desvelo y ya no se afama en su esperanza racional. No sólo se conforma con las sombras de la pared, sino que sobrepasando su condena, crea sombras nuevas y llega hasta hablar de ella y con ellas. Traiciona a la razón usando su vehículo: la palabra, para dejar que por ella hablen las sombras, para hacer de ella la forma del delirio.
El poeta no quiere salvase; vive en la condenación y todavía más, la extiende, la ensancha, la ahonda. La poesía es realmente el infierno >>.
[...]
Y Zambrano prosigue con la frase crucial: <<El infierno, que es-como siglos más tarde un poeta platónico dijera-" el lugar donde se espera"; es también el lugar de la poesía, porque la poesía es lo único rebelde ante la esperanza de la razón. La poesía es embriaguez y sólo se embriaga el que está desesperado y no quiere dejar de estarlo. El que hace de la desesperación su forma de ser, su existencia >>.
<< La poesía no acepta la razón para morir; la razón como aquello que vence a la muerte. Para la poesía, a la muerte nada la vence, sino es momentáneamente el amor. Sólo el amor. Pero el amor desesperado, el amor que va irremediablemente, también hacia la muerte >>, el amor que , por otra parte,<<es la unidad de la dispersión carnal y la razón de la "locura del cuerpo >>.
"El hombre y lo divino", ensayo de María Zambrano
El poeta, pues, se entregará a la vida y al amor y. por amor, descenderá a los infiernos (Orfeo) y, como en los rituales el fiel de Dionisio- que también descendió a los infiernos-, se abandonará al delirio para ser poseído por el Dios, ya que éste << no es apto para ser visto, no es objeto de contemplación. La relación con él es de participación sagrada. El poeta pues seguirá el mismo proceso que el fiel. porque sabe que el dios, <<al infundirse en el alma humana la saca de sí, la hace danzar una metamorfosis liberadora, le da en suma, el don de la expresión, la embriaguez - furia y olvido - para que se atreva a expresarse. El hombre expresa entonces su condición mortal, su condición de humano en la vida >>. Y cuando logra expresarse, se apacigua su desasosiego: << la "milagrosa" cura es conversión del delirio en libertad, a causa de la expresión que ha sido capaz de desatar >>.
En oposición, pues, a la actitud de los filósofos, la del fiel Dionisio, la que << corresponde al orfismo y al pitagorismo, que vemos resplandecer en la leyenda de Orfeo, es de aceptación y aun de avidez del alma por lanzarse a su viaje y apurar su padecer del tiempo. <<Porque el nudo - dice también María Zambrano - está en la muerte. El filósofo desdeña las apariencias porque sabe que son perecederas. El poeta también lo sabe, y por eso se aferra a ellas; por eso las llora antes de que pasen, las llora mientras las tiene, porque la está sintiendo irse en la misma posesión . >>
Así, al ahondar hacia el centro de ese enigma que es lo otro de lo que se es, lo desconocido, la muerte - y con ella el nacimiento. la génesis - , el poeta se entrega a la ebriedad y se carga << con una carga, es cierto, que no comprende. Por eso, la tiene que expresar, por eso la tiene que hablar "sin saber lo que dice", según le reprochan. Y su gloria está en no saberlo, porque, con ello, se revela que es muy superior a un entendimiento humano la palabra que de su boca sale; con ello nos muestra que es más que humano, lo que en su cuerpo habita >>.
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